Beata Veronica Antal

El mayor de cuatro hijos de su familia, Veronica, fue enseñado al cristianismo por su piadosa abuela. Cuando tenía la edad suficiente, la niña caminaba cinco millas cada día a Halaucesti, Rumania, para la misa diaria en la iglesia más cercana a su casa. Veronica se sintió atraída por la vida religiosa, pero todas las órdenes religiosas habían sido prohibidas por el gobierno comunista, por lo que se unió al laico franciscano a los 17 años. Ayudó a cuidar a los enfermos y pobres locales, enseñó catecismo a los niños, y rezó en una celda que ella le construido en la casa de sus padres. En la noche del 24 de agosto de 1958, Veronica se quedó después de la misa para limpiar la iglesia, luego comenzó a rezar el rosario mientras caminaba a casa. En el camino fue atacada por un vecino que exigió sexo, y cuando se negó, la apuñaló hasta la muerte. Considerado un mártir de castidad.