Santo Romanus de Le Mans

Convocada a través de los Alpes a Lemans por su tío, San Juliano, obispo misionero de la zona, que lo ordenó. Misionero al área alrededor del río Gironde. Notado por ser atrasado, tímido, introvertido y un pésimo predicador, todavía hizo conversos uno tras otro, curando, exorcizando demonios y trayendo en silencio el evangelio a los paganos. Trabajó especialmente con los marineros de la zona.
Cuando Julian murió, Romanus regresó a Lemans para llorar y cuidar la tumba de su tío. Otras personas fueron enterradas cerca para estar cerca de un santo, y un grupo de monjes dedicados al cuidado de las tumbas, y que se llamaron a sí mismos, los diggers tumbados crecieron alrededor del cementerio. Romanus se unió a ellos y pasó el resto de sus días cuidando las tumbas, llevando a los fieles a su lugar de descanso final y llevando la comodidad de la fe a los dolientes.