Esa es la invitación que en este día y a partir de este momento quiero hacerte. A que conozcas ¿Quién es Jesús? y te aseguro que si lees, reflexionas y pones en práctica todo lo que aquí encuentres, otra será tu vida y muy diferente tu existir y tu pasar por la tierra.
Descubre quién es el Rey de Reyes y Señor de Señores, quién es el Camino, la Verdad y la Vida; quién el Alfa y la Omega, quién el principio y el fin; quién el que era, el que es y el que será; quién el Esperado por todas las naciones, quién el Salvador, el Mesías, el Redentor, el Emmanuel, en fin, descubre por ti mismo la realidad de la persona y la misión de Nuestro Gran Señor y Salvador, Jesucristo.
El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Caminando con Jesús
Hay muchos caminos que conducen a diferentes lugares, pero el único que nos conduce al cielo se llama: JESÚS.
Hay quien dice que al cielo se llega por diversos caminos; respetamos sus creencias, pero eso no es lo que dice Dios en su Palabra, la Biblia; esa NO es la verdad. Jesús dice: «YO soy el camino que lleva al Padre«.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Hay infinidad de religiones, sectas, doctrinas, diferentes creencias y filosofías que profesan tener la verdad, y cada una, a su manera, expone y enseña lo que tiene que hacer el hombre para salvarse o prepararse para una vida mejor en la eternidad. Pero el camino hacia Dios no lo traza, ni lo alcanza el hombre con sus religiones, creencias, rituales, conocimientos, tradiciones, esfuerzo propio, o buenas obras; lo trazó Dios en su infinito amor y misericordia, para alcanzarnos por medio de la FE en su Hijo Jesucristo. No es lo que el hombre haga o deje de hacer lo que nos lleva camino al cielo, sino, lo que Jesús hizo ya. No es hacer, es creer. No son las obras, producto del esfuerzo humano, lo que nos garantiza salvación eterna; es la obra de la FE
Oración: Jesús yo confió en ti
Dale tu corazón a Jesucristo ahora, repitiendo la siguiente oración:
Señor Jesús, yo creo firmemente que Tú eres el Hijo de Dios, el Mesías, el Redentor, que viniste a este mundo no a condenarme por mis pecados, sino a salvarme.
Reconozco que soy un pecador; siento dolor en mi alma por causa de todas mis transgresiones; me arrepiento de todo corazón por haber pecado y vengo a Ti buscando misericordia.Creo que me amas y que enviaste a tu Hijo, JESÚS, para que yo obtuviera la salvación. Yo creo que, en este mismo momento, soy lavado de todos mis pecados con la sangre preciosa de tu Hijo Jesucristo. Acepto el perdón que JESÚS vino a darme, según las riquezas de su gracia, mediante el Sacramento de la Reconciliación.
Confieso con mi boca que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que tú lo levantaste de los muertos. Creo que he nacido de nuevo y que ahora estoy en Cristo. Desde este momento soy una nueva criatura; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas, porque Tú eres el único Salvador de este mundo, porque Tú eres mi Salvador personal.
Creo en Ti, confío en Ti y te pido que me des ahora la Vida Nueva que en abundancia Tú ganaste para mí con tu muerte en la cruz y por medio de tu gloriosa resurrección.
Quiero tener un encuentro personal contigo y con tu salvación. Sé y confío en que Tú nunca defraudas al que cree y confía en Ti.
Ayúdame a vivir la vida, de ahora en adelante, de la manera que Tú siempre quisiste que la viviera. Quiero recuperar el tiempo que he perdido.Cuento con tu ayuda para lograrlo.
Te acepto hoy como mi Señor, como el Señor de mi vida, como el Señor de mi hogar, como el amo y Señor de todas mis cosas. En el nombre de JESÚS.
Amén.
Jesucristo mi Salvador
Una de las necesidades más acuciantes de la Iglesia moderna es recobrar una santa pasión por Jesús. Una antorcha enciende la otra, hasta que el fuego de su amor se extiende de tal modo que arrasa con todo lo que está en su camino.
Para los judíos devotos, el amor consumidor por Dios es el centro mismo de su fe: «Amarás a Yahveh tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas» (Deuteronomio 6:5). Jesús llamó a este el «primero y grande mandamiento» (Mateo 22:38). Para el apóstol Pablo, Cristo era todo: «Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» (Filipenses 1:21). «Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (Filipenses 3:7-8).
Los creyentes que tienen una pasión extrema por Jesucristo, tienen buena compañía. El largo camino de la historia de la Iglesia está bien iluminado gracias a las lámparas de los santos cuyas vidas ardieron con el fuego interior de Dios. Durante el tiempo que vivió en la Tierra, Jesús mismo, aunque era Dios, era consumido por un profundo celo por su Padre. Como en todas las otras cosas, su ejemplo en este sentido es un modelo para todo creyente.
La última semana de la vida terrenal de Jesús comenzó con su entrada triunfal a Jerusalén, montado sobre una bestia de carga. Después de ser aclamado por el pueblo, «…entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones» (Mateo 21:12-13). Para muchos, creyentes y no creyentes, esta imagen de Jesús es turbadora. Sin duda no encaja con la imagen del dulce y tierno Salvador. ¿Es que Jesús simplemente estalló, o había algo más profundo? Juan nos da una idea en su versión del incidente cuando observa que «Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume» (Juan 2:17), que es una referencia a Salmos 69:9: «Porque me consumió el celo de tu casa; y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mí«.
Jesús era muy celoso del nombre y la reputación de su Padre y del honor de su casa. Los sacerdotes y otros líderes religiosos, a quienes se les había confiado la tarea de representar a Dios delante del pueblo, deshonraban la casa de Dios y manchaban su reputación. Le daban «mala fama» a Dios. Consumido por el celo de Dios, como un hijo celoso por el buen nombre de su Padre, Jesús dio vuelta las mesas para convertir a la casa de su Padre en lo que debía ser: un lugar de oración donde las personas pudieran encontrarse con Dios. La pasión por Dios no permite tolerar el mal de ninguna clase, especialmente cuando este mantiene a las personas separadas o distanciadas de Él.
Jesús la Luz del Mundo
Una forma de describir el avivamiento es como un «cielo abierto» sobre una región. Pero, antes de abrirse sobre una región, el cielo se abre sobre una persona o un grupo de personas que han buscado apasionadamente y sin descanso a Dios. Históricamente, los avivamientos siempre son precedidos por un tipo de oración apasionada. Cuando el Señor toca a una persona y abre los cielos sobre ella, donde ella vaya, la radiante, preeminente presencia del Señor se difunde y produce una zona de «radiación santa» que absorbe a cada persona que entra a esa área o que se acerca a ella.
¿Quieres ser portador de la gran presencia de Dios? Permita que el glorioso, el Señor, invada sus impías zonas cómodas, y entonces Él lo usará para abrir los cielos para otros.
Un hombre de Dios tenía una pasión por Jesucristo que era contagiosa. Había un cielo abierto sobre él, y las vidas de miles de personas fueron transformadas. ¿Qué era lo que encendía la pasión de este hombre? ¿Qué encendía el fuego de Dios en su espíritu? No existe mejor descripción que la que él mismo brinda:
No había fuego, ni luz, en el cuarto; pero de todas maneras, a mí me parecía como si estuviera perfectamente iluminada. Cuando entré y cerré la puerta detrás de mí, me pareció como si hubiera encontrado al Señor Jesús cara a cara. No se me ocurrió entonces, ni durante un tiempo después, que fue una situación totalmente mental. Por el contrario, me parecía que lo veía como hubiera visto a cualquier otro hombre. Él no dijo nada, pero me miró de tal manera que parecía que me iba a quebrantar haciéndome caer a sus pies.
Lloré a gritos como un niño, y confesé todo lo que pude con mis palabras entrecortadas. Me parecía que bañaba sus pies con mis lágrimas; pero no tuve una impresión clara de haberlo tocado, que yo pueda recordar.
Debo de haber continuado en este estado durante un rato largo; pero mi mente estaba demasiado absorbida en el encuentro como para recordar algo de lo que dije. Pero sé que, apenas mi mente se calmó lo suficiente como para tomar distancia de este encuentro, regresé a la oficina delantera y descubrí que el fuego que había hecho con leños grandes ya se había consumido. Al girar, cuando estaba a punto de sentarme junto al fuego, recibí un poderoso bautismo del Espíritu Santo. Sin esperarlo, sin que el pensamiento de que hubiera tal cosa para mí jamás hubiera cruzado mi mente, sin recordar jamás haber oído de tal cosa mencionada por ninguna persona en el mundo, el Espíritu Santo descendió sobre mí en una forma que parecía atravesarme, cuerpo y alma. Podía sentir la impresión, como una onda de electricidad que me atravesaba una y otra vez. En realidad, parecía venir en oleadas de amor líquido, porque no puedo expresarlo de otra manera. Parecía el aliento mismo de Dios. Puedo recordar claramente que parecía abanicarme, como si fueran unas alas inmensas.
No hay palabras que puedan expresar el maravilloso amor que fue derramado generosamente sobre mi corazón. Lloré a gritos, de gozo y amor; y no sé cómo expresarlo, sino diciendo que literalmente brotaron de mis entrañas los gemidos indecibles de mi corazón. Estas olas venían sobre mí, sobre mí, sobre mí, una tras otra, hasta que recuerdo que exclamé: «¡Moriré si estas olas siguen pasando sobre mí!» Dije: «Señor, no puedo soportarlo más«, pero no temía morir.
Este hombre experimentó la posesión por parte de Dios. ¿Es de extrañarse, entonces, que haya hecho tal impacto por Jesucristo dondequiera que fue?
Jesucristo, yo estoy aquí
Otro hombre de Dios había orado por un avivamiento en su país desde que era un adolescente. Antes de entrar a la Academia, había tenido un encuentro muy profundo con Dios y una visión de toda su patria elevada a los cielos. Después de esto, con frecuencia, dormía con un sueño liviano hasta la una de la madrugada, cuando se despertaba para estar durante horas en comunión con Dios, y luego volvía a dormir. Estaba convencido de que el avivamiento tocaría a toda su patria y finalmente lideró un pequeño grupo que fue por todo el país, orando y predicando.
El Espíritu Santo convencía de pecado a las personas mientras este varón de Dios insistía:
- Debes abandonar todo pecado no confesado.
- Debes abandonar todo hábito dudoso.
- Debes obedecer al Espíritu prontamente.
- Debes confesar a Cristo públicamente.
Él creía que el bautismo del Espíritu Santo era la esencia del avivamiento, y que la condición fundamental del avivamiento es que los individuos experimenten tal bautismo.
Este consagrado hombre de Dios recorrió los valles de su país, muchas veces sin predicar, sino sentándose con la cabeza entre las manos, orando ansiosamente.
En algún lugar, pasó una semana orando, sin salir de su cuarto. El avivamiento hacía que las iglesias estuvieran atestadas de gente, pero nadie lo vio en toda la semana. Él pagaba el precio con oración y lágrimas.
Este gran hombre no comprendería el enfoque de «soluciones rápidas» que se propone en la actualidad y que espera cambiar al mundo con un devocional diario de cinco minutos y dos minutos de oración. ¿Es de extrañarse que tan pocos cristianos en nuestro país hayan sido testigos de un obrar de Dios poderoso o hayan experimentado un toque poderoso de parte de Él? Los cristianos de la generación de «Elías» están comenzando a redescubrir el fuego interior que movía a este hombre, una pasión ardiente y ferviente por Jesús que busca nada menos que una invasión total del Espíritu Santo en toda la Tierra.
La pasión por Jesucristo alimenta la llama de la oración victoriosa
La oración radical siempre precede al avivamiento; es un hecho indiscutible. El amor apasionado por Jesús siempre lleva a orar apasionadamente. Lo más bello de esto es que cualquier creyente puede hacerlo. El poder espiritual y la efectividad no se limitan a unas pocas personas especiales o a un cuerpo de «élite» cristiana. Cualquier creyente que decida amar al Señor por sobre todo lo demás y creer sus promesas puede conocerlo íntimamente y experimentar la oración victoriosa. La edad o el estado físico no tienen nada que ver con esto. Es cuestión del corazón.
¡Jesucristo puede hacerlo!
Dios quiere hacerlo otra vez; quiere enviar un avivamiento. Está buscando personas que estén dispuestas a pagar el precio en oración vencedora y ayuno. En este día y en esta generación, muchos están respondiendo a su llamado. Están captando el mismo espíritu y la misma pasión por el Señor que iluminó y movilizó las vidas de Pablo, grandes santos de la Iglesia y grandes hombres de Dios. Se están entregando totalmente para ser poseídos por Dios, para que Él invada las zonas cómodas que no le han entregado y los impulse a los lugares donde Él quiere que vayan. La clave es tener hambre y sed de Él.
Las personas que tienen pasión por Jesús tienen perpetuamente sed de Él. Aun cuando los llena del agua de la vida, con eso solo aumenta su apetito. Las personas apasionadas son las que Dios utilizará para cambiar el mundo. Están cansados de medidas tibias, ya sean propias o de otra persona.
Esto es, primero, un tema muy personal. No puede haber una pasión «colectiva» por Jesús hasta que haya individuos apasionados que estén ardientemente enamorados de Él y que luego se reúnan, de modo que sus chispas enciendan un verdadero incendio.
El Espíritu de Dios se está moviendo. Su ejército está creciendo. Los revolucionarios están sueltos en la Tierra, preparando el camino para un avivamiento por medio del ayuno y la oración vencedora.
Sucedió antes, y puede suceder ahora. Según las palabras de un viejo himno : «¡Ven, entonces, únete al grupo santo, y avancemos hacia la gloria!»
La Cruz de Jesús
La cruz es el filtro por el que deben pasar todas las verdades desde Génesis hasta Apocalipsis. Si no puedes obtener su verdad a través de la cruz, entonces debes dejarla ir. Lo que la cruz cancela o cumple debe ser manejado de la misma manera.
«Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual, en lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios.» (Hebreos 12:1-2).
«Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2:8).
Toda la Biblia mira hacia y desde la cruz con una victoria final en mente.
«y reconciliar por él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos. Y a vosotros, que en otro tiempo fuisteis extraños y enemigos, por vuestros pensamientos y malas obras, os ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su cuerpo de carne, para presentaros santos, inmaculados e irreprensibles delante de El; » (Colosenses 1:20-22).
Alguien dijo: «Porque en la cruz de Cristo, como en un teatro resplandeciente, la incomparable bondad de Dios es establecida delante de todo el mundo. La gloria de Dios brilla de hecho en todas las criaturas de arriba y de abajo, pero nunca más brillantemente que en la cruz«. Toda la Biblia mira hacia y desde la cruz con una victoria final en mente. Podríamos soportar nuestras cruces con mayor gozo si percibiéramos correctamente la corona que nos espera.
«Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su Manifestación.» (2 Timoteo 4:8).
La Biblia deduce de la cruz su pleno significado. Quitar la cruz sería como quitar el Sol del cielo, o quitar del cuerpo el corazón con todo su sistema arterial.
Comprender la cruz y todas sus ramificaciones de redención es comprender el cristianismo real y auténtico.
Cuando construimos la Iglesia de Cristo, debemos mantener la cruz como el centro. Un hombre de Dios debía mucho de su fervor espiritual a un cuadro de la crucifixión con una simple inscripción al pie, que decía: «Todo esto para ti, cuanto para mí«.
La cruz de Cristo es la llave que abre las verdaderas bendiciones para la Iglesia.
La cruz de Cristo es el nacimiento de la vida. Este es el mensaje de esperanza para todas las naciones.
Sacrificio, rendición y total consagración son solo algunas de las simples pero fuertes verdades de la cruz. Los principios del sufrimiento, de la división, separación, vergüenza y gloria, también están presentes en la cruz. La construcción de vidas cristianas fuertes y de iglesias fuertes, deben hacerse siempre sobre la cruz.
La vida de resurrección de Dios solamente sería liberada en la muerte de Cristo en la cruz. ¡Dar la vida abre una nueva forma de vida, vida en lo sobrenatural!
El mensaje de la cruz nos ayuda a establecer una perspectiva para la vida donde el ego, con todos sus derechos y demandas, está verdaderamente sobre la cruz, y el Señor Jesús es el centro de la existencia.
En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!
Los diferentes nombres de Jesús en la Biblia
Jesucristo es mencionado en la Biblia de diferentes maneras, estos son algunos Nombres, Títulos y Características de JESÚS, el Hijo de Dios, Nuestro Señor según aparecen en las Escrituras.
JESÚS | Mt.1:21 | La Vid | Jn.15:5 |
Jesucristo | Jn.1:17 | Pan de Vida | Jn.6:35 |
Mesías | Jn.1:41, Jn.4:25 | Rosa de Sarón | Cnt.2:1 |
Salvador | Jn.4:42, Luc.2:11 | Lirio de los Valles | Cnt.2:1 |
Ungido | Luc.2:26 | Luz del Mundo | Jn.8:12,1:9 |
Hijo de Dios | Jn.1:34 | Roca | 1Co.10:4 |
Cristo | Mt.16:16 | Piedra Viva | 1P.2:4 |
Emmanuel | Mt.1:23 | Cabeza del Angulo | 1P.2:7 |
Dios | 1Jn.1:20,1Ti.3:16, Jn.1:1He.1:8, Mt.1:23, | Deseado de todas las Naciones | Hageo 2:7 |
Verbo | Jn.1:1 | Regalo de Dios | Jn.3:16,Jn4:10 |
Señor | Jn.20:18, Ro.10:9 | Sumo Sacerdote | He. 3:1 |
El Todopoderoso | Ap.1:8 | Mediador | 1Ti.2:5 |
Creador | Col.1:16, Jn.1;3 | Intercesor | He.7:25 |
Hijo del Hombre | Mr.10:33 | Abogado | 1Jn.2:1 |
Cordero de Dios | Jn.1:29 | Fiador | He.7:22 |
Pastor de las ovejas | He.13:20 | Verdad | Jn.14:6 |
Buen Pastor | Jn.10:11 | Vida | Jn.14:6,11:25 |
Rabbi | Jn.1:49 | Resurrección | Jn.11:25 |
Puerta | Jn.10:7 | Nazareno | Mt.2:23 |
Camino | Jn.14:6 | Señor de Gloria | 1Co.2:8 |
Señor de Paz | 2Tes.3:16 | Señalado entre 10.000 | Cnt.5:10 |
Maestro | Mt.23:10 | Varón de dolores | Is.53:3 |
El Postrer Adán | 1Co.15:45 | Esperanza de gloria | Col.1:27 |
León de le Tribu de Judá | Ap.5:5 | Raíz y Linaje de David | Ap.22:16 |
Amén | Ap.3:14 | Admirable | Is.9:6 |
Testigo Fiel | Ap.1:5 | Consejero | Is.9:6 |
Fiel y Verdadero | Ap.19:11 | Dios Fuerte | Is.9:6 |
Señor de todos | Hch.10:36 | Padre Eterno | Is.9:6 |
Sumo Sacerdote | He.7:26 | Príncipe de Paz | Is.9:6 |
Obispo de las almas | 1P.2:25 | La Pascua | 1Co.5:7 |
Príncipe de los pastores | 1P.5:4 | Autor y Consumador de la fe | He.12:2 |
REY de Reyes | Ap.17:14, Ap.19:16 | SEÑOR de Señores | Ap.19:16 |
Estrella de la mañana | Ap.22:16 | Alfa y Omega | Ap.1:8 |
Primero y Ultimo | Ap.1:17 | Principio y Fin | Ap.22:13 |