San Serenus el jardinero

Serenus abandonó su hogar y su gente para vivir como un ermitaño en Sirmiun, Pannonia (Hungría moderna) donde dirigió su pensamiento a la oración, su trabajo de trabajo para trabajar en un jardín de frutas y hierbas.
Un día encontró a una mujer y sus hijas caminando en el jardín alrededor del mediodía. Recomendó que se retiraran y regresar en la calma de la noche, pero la forma en que dijo que la llevó a creer que simplemente los estaba persiguiendo. El esposo de la mujer era una guardia imperial, y convenció al emperador Maximian de vengar este insulto imaginado. Serenus fue arrestado y llevado a juicio, pero simplemente repitió lo que había dicho, e inmediatamente fue absuelto. Sin embargo, su comportamiento llevó al juez a sospechar que Serenus era cristiano, que era ilegal. Cuando se le preguntó al respecto, Serenus admitió su fe. Se le ordenó sacrificar a los dioses paganos; Se negó y fue sentenciado a muerte.
Su historia fue muy popular en tiempos pasados ​​debido a que fue un hombre simple que se ruina no por ninguna falla propia, sino como resultado de la arrogancia de la clase dominante, un tema que ha resonado en muchas edades y porque porque A muchos escritores y predicadores les gustaba usar la metáfora del jardín como un ejemplo de una vida cristiana adecuada.